En la era digital, donde la línea entre el mundo real y el virtual se difumina cada vez más, las redes sociales se han convertido en un escenario donde la búsqueda de fama y reconocimiento puede llevar a las personas a extremos insospechados, esto se resume a que la búsqueda de la viralidad se ha convertido en una meta para millones de personas.
Los "trends" o "challenges" virales, en teoría una forma divertida de participar en la comunidad online, pueden llegar a tomar un giro oscuro y peligroso. Cada vez es más frecuente ver videos de jóvenes, y no tan jóvenes, realizando acrobacias imposibles, ingiriendo sustancias tóxicas o poniéndose en situaciones de extremo riesgo, todo por unos cuantos "likes" y la efímera gloria de la viralidad.
Este fenómeno, lejos de ser una simple moda pasajera, plantea serias preguntas sobre la naturaleza de la fama en la era digital, la responsabilidad de las plataformas en línea y la creciente adicción a la validación en las redes sociales.
¿Qué nos está llevando a arriesgar la vida por un instante de atención virtual? ¿Son estos retos una forma de entretenimiento o una señal de alarma sobre la salud mental de una sociedad hiperconectada?
Hoy queremos explorar un poco las raíces de esta preocupante tendencia, analizando desde la historia de la viralidad en internet hasta el papel que juegan las grandes plataformas digitales en la proliferación de estos peligrosos desafíos.
La viralidad en internet
El concepto de "viral" se remonta a mucho antes de la existencia de internet, refiriéndose a la rápida propagación de ideas, modas o comportamientos. Sin embargo, con la llegada de internet y las redes sociales, la viralidad adquirió una dimensión totalmente distina. A principios de los 2000, con la popularización de plataformas como YouTube y las primeras redes sociales, el contenido generado por los usuarios comenzó a alcanzar audiencias masivas de forma orgánica.
Videos caseros, como el famoso "Star Wars Kid" o el "Numa Numa Dance", se convirtieron en fenómenos globales de la noche a la mañana, demostrando el poder de internet para catapultar a la fama a personas comunes y corrientes.
Las redes sociales se convirtieron en un escaparate donde la creatividad y la originalidad eran premiadas con visibilidad y reconocimiento. Sin embargo, esta democratización de la fama también trajo consigo una creciente presión por destacar en un mar de contenido, y ahí nació una carrera desmedida por conseguir "likes", comentarios, y seguidores, a veces a cualquier costo.
En su esencia, la viralidad ofrece recompensas inmediatas: likes, comentarios y nuevos seguidores. Esto activa en el cerebro los mismos circuitos de recompensa que el juego o las drogas, generando una necesidad de repetir y superar lo logrado anteriormente. En este contexto, los retos peligrosos se convierten en una fórmula casi perfecta para captar atención: combinan sorpresa, adrenalina y una alta dosis de riesgo.
Historia de los retos peligrosos en Internet
¿Cuál fue el primer reto viral?
Es difícil precisar a ciencia cierta cuál fue el primer reto peligroso que se viralizó en internet, pero uno de los pioneros y que marcó el comienzo de esta preocupante tendencia, fue el "Cinnamon Challenge" alrededor del año 2010. Este desafío consistía en tragarse una cucharada de canela en polvo en menos de 60 segundos sin beber agua. Aunque a simple vista parece inofensivo, la canela es cáustica y puede causar irritación en la garganta, dificultad para respirar, e incluso neumonía por aspiración. A pesar de su peligrosidad, el reto se popularizó rápidamente en YouTube, generando miles de videos de personas intentándolo, con resultados que iban desde lo cómico hasta lo alarmante.
The Benadryl Challenge
Otro ejemplo infame es el "Benadryl Challenge" que surgió en TikTok en 2020. Este reto incitaba a los adolescentes a consumir grandes cantidades de difenhidramina (un antihistamínico de venta libre conocido como Benadryl) para inducir alucinaciones y grabarse en video. Las consecuencias de esta práctica fueron devastadoras, con numerosos casos de jóvenes hospitalizados e incluso algunos fallecimientos. La sobredosis de difenhidramina puede causar convulsiones, arritmias cardíacas, e incluso la muerte, como advierte la página web Healthy Children.
Reto del tren
Este reto consistía en subirse al techo o a los laterales de un tren en movimiento, con el objetivo de grabar videos y tomar fotos para compartirlos en redes sociales. Las consecuencias de este reto pueden ser fatales, incluyendo caídas desde gran altura, electrocución por contacto con cables de alta tensión y colisiones con objetos cercanos a las vías.
Milk Crate Challenge
Este reto se viralizó en 2021 y consistía en apilar cajas de leche en forma de pirámide y intentar subir y bajar por ellas sin caerse. Aunque a simple vista podría parecer divertido, las cajas de leche son estructuras inestables, y las caídas desde esa altura podían provocar fracturas, contusiones graves, y hasta lesiones en la columna vertebral. Muchos de los videos de este reto mostraban a personas desplomándose desde alturas considerables.
¿Por qué se hacen este tipo de retos?
Adicción al riesgo
La búsqueda de emociones fuertes y la liberación de adrenalina son una parte intrínseca de la naturaleza humana. Para algunas personas, especialmente los adolescentes y adultos jóvenes, el riesgo tiene un atractivo particular. La realización de actividades peligrosas puede generar una sensación de euforia y excitación, que puede ser adictiva. Los retos virales, con su componente de desafío y la posibilidad de obtener reconocimiento social, explotan esta predisposición a la búsqueda de sensaciones extremas.
Adicción a la validación
En la era de las redes sociales, la validación social se ha convertido en una moneda de cambio muy valiosa. Los "likes", los comentarios y el número de seguidores se han transformado en indicadores de popularidad y autoestima. Para muchos, especialmente para los más jóvenes, la aprobación online se convierte en una necesidad, y los retos virales, por peligrosos que sean, se presentan como una vía rápida para conseguirla. La posibilidad de obtener fama instantánea, aunque sea efímera, puede ser un incentivo irresistible para quienes buscan desesperadamente la aceptación de sus pares virtuales.
Recompensa instantánea
Vivimos en una sociedad que premia la gratificación instantánea. Las redes sociales, con sus notificaciones constantes y su flujo incesante de información, han contribuido a acortar nuestra capacidad de atención y a aumentar nuestra impaciencia. Los retos virales ofrecen una recompensa inmediata en forma de "likes", comentarios y visualizaciones. El esfuerzo requerido para realizar el reto, aunque pueda ser considerable e incluso peligroso, se percibe como menor en comparación con la rápida recompensa que se puede obtener.
Todos lo están haciendo
El ser humano es un ser social, y la necesidad de pertenencia es una de sus motivaciones más básicas. Cuando un reto se vuelve viral, se crea una sensación de comunidad y de participación colectiva. La presión social, tanto explícita como implícita, puede llevar a las personas a realizar acciones que de otra manera no considerarían, simplemente porque "todos lo están haciendo". El miedo a quedarse fuera, a no ser parte de la conversación online, puede ser un poderoso motivador para participar en retos virales, incluso cuando se es consciente de los riesgos. El portal Gaptain afirma, en su artículo sobre retos virales, que la necesidad de aprobación en redes sociales es uno de los principales factores que llevan a los jóvenes a participar en estos peligrosos desafíos.
La responsabilidad de las plataformas digitales
Falta de medidas para frenar este tipo de acciones
Si bien las principales plataformas digitales como TikTok, Instagram y YouTube tienen políticas que prohíben la publicación de contenido que incite a la violencia o a realizar actividades peligrosas, la realidad es que la implementación de estas medidas es, en muchos casos, insuficiente. Los algoritmos de detección automática de contenido peligroso a menudo fallan, y la moderación manual se ve desbordada por la enorme cantidad de contenido que se publica cada segundo. Además, muchos de estos retos se enmascaran bajo hashtags aparentemente inocuos, lo que dificulta aún más su detección.
Lenta o nula reacción
Incluso cuando se reporta un reto viral peligroso, la respuesta de las plataformas suele ser lenta o, en algunos casos, inexistente. Eliminar videos o suspender cuentas puede llevar días o incluso semanas, tiempo más que suficiente para que el contenido se propague y cause daño. Además, la falta de transparencia en los procesos de moderación genera frustración entre los usuarios, que a menudo no comprenden por qué ciertos contenidos se eliminan y otros no. La sensación generalizada es que las plataformas priorizan el engagement y la retención de usuarios por encima de la seguridad y el bienestar de los mismos, como se menciona en el artículo de Con Vos en la Web, donde se enfatiza la importancia de que los adultos acompañen a los jóvenes en el uso responsable de internet y los alerten sobre estos peligros.
¿Cómo frenar este tipo de trends?
Frenar la proliferación de retos virales peligrosos es una tarea compleja que requiere un enfoque multifacético. No existe una solución mágica, pero sí se pueden tomar medidas para mitigar el problema:
- Educación y concienciación: Es fundamental educar a los jóvenes sobre los riesgos de participar en estos desafíos y fomentar el pensamiento crítico. Programas de alfabetización mediática en las escuelas, campañas de concienciación en redes sociales y la participación de influencers responsables pueden contribuir a crear una cultura de la seguridad online. Tal como indica Healthy Children, es crucial que los padres hablen con sus hijos sobre estos retos virales y les expliquen los peligros que conllevan.
- Mayor responsabilidad de las plataformas: Las plataformas digitales deben invertir más recursos en la detección y eliminación de contenido peligroso, mejorar sus algoritmos de moderación y ser más transparentes en sus procesos. Además, deberían colaborar activamente con las autoridades y organizaciones de la sociedad civil para desarrollar estrategias de prevención más eficaces.
- Participación de los padres y educadores: Los padres y educadores tienen un papel fundamental en la prevención de estos comportamientos. Es importante mantener un diálogo abierto con los jóvenes, monitorear su actividad en redes sociales (sin invadir su privacidad) y fomentar un uso responsable de internet.
- Promover alternativas positivas: En lugar de simplemente prohibir o criticar, se deben promover alternativas de entretenimiento y socialización que sean seguras y saludables. Fomentar la creatividad, el deporte, el arte y otras actividades que no impliquen riesgos innecesarios puede ayudar a canalizar la energía de los jóvenes de forma positiva.
Los retos peligrosos en internet son un síntoma de una cultura obsesionada con la viralidad y la validación instantánea. Aunque la responsabilidad recae en quienes los realizan, las plataformas digitales también tienen un papel clave en frenar esta problemática. Para proteger a los usuarios, especialmente a los más jóvenes, es fundamental promover una cultura de internet más consciente y segura.
Te invitamos a reflexionar sobre tu propio consumo de contenido en redes sociales. ¿Alguna vez te has sentido tentado a participar en un reto viral peligroso? ¿Qué puedes hacer para promover un uso más responsable de internet? Comparte este artículo con tus amigos y familiares para generar conciencia sobre este importante tema. Y recuerda: tu vida vale mucho más que cualquier trend viral. ¡No te la juegues por un like!
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